La Superliga está considerando presentar una demanda contra la UEFA por 3.500 millones de euros, argumentando que las restricciones impuestas por Ceferin retrasaron el inicio de la nueva competición, lo que resultó en pérdidas financieras y lucro cesante para ellos.
Según la Superliga, el retraso causó un aumento significativo en los costos de financiamiento, ya que el crédito negociado con JP Morgan se cerró inicialmente a un 2,8%, pero ahora sería imposible obtenerlo por menos del 6,3%, lo que resulta en una pérdida financiera de mil millones de euros.
Además, la Superliga reclamará una compensación por el lucro cesante de los derechos de televisión del torneo, estimando que se ha perdido entre un 30% y un 90% de los ingresos potenciales debido al retraso en el inicio de la competición. Se estima una pérdida adicional de ganancias entre 700 y 1.200 millones de euros. También se considera que los ingresos por patrocinio habrían sido mayores si la competición hubiera comenzado según lo planeado.
Además de las reclamaciones financieras, la Superliga critica a la UEFA por no cumplir completamente con la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que la acusó de abuso de posición dominante en el fútbol continental. La organización cree que la UEFA continúa con prácticas abusivas a pesar de la decisión legal.
Aleksander Ceferin, presidente de la UEFA desde 2016, ha propuesto romper la limitación de mandatos que le impediría seguir en el cargo. Esta propuesta ha generado protestas, incluida la reciente dimisión del director de fútbol de la UEFA, Zvonimir Boban. A pesar de las objeciones, se espera que Ceferin logre avanzar con su plan debido a su influencia sobre las federaciones del este de Europa.
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