Aunque la Copa del Rey pueda ser considerada como una reliquia de otros tiempos en medio de un fútbol moderno y masivo, su encanto persiste. La vivencia en el campo del Arandina durante el partido contra el Madrid deja huellas imborrables, demostrando que, a pesar de la derrota sellada, hay algo especial en el romanticismo del torneo. La expresión de las caras de los participantes y la entrega de la Arandina y su afición merecen reconocimiento, destacando el gol al final como un emotivo fin de fiesta.
El inicio de la segunda parte mostró a un Madrid adormecido, con la Arandina observando a Kepa y Ancelotti mostrando descontento. En ese momento, el entrenador italiano reprendió a Brahim, quien parecía desconectado del partido. Este «rapapolvo» despertó al malagueño, quien, tras un aviso con un tiro cruzado, provocó un penalti y cerró el partido con el 0-2. Además, participó en la jugada del 0-3 para Rodrygo. Brahim, actualmente el delantero más en forma del Madrid, ha sido fundamental en la Liga, la Copa y la Europa League, demostrando un giro notable desde un pasado en el que no contaba.
En este contexto, surge Arda Güler, con sus padres en la grada y guantes para protegerse del frío. Güler, que se ha destacado por su calidad y comprensión del juego, hizo su contribución en Aranda. Su magnífico gol a los 18 minutos fue una carta de presentación de su habilidad. Aunque dejó destellos de su destreza en el partido, Ancelotti ha pedido paciencia para el jugador, subrayando la necesidad de tiempo y calma para su desarrollo. Las expectativas son altas, y Güler, con su clase innegable, podría convertirse en un activo valioso si las cosas continúan en la dirección correcta.
