Los datos respaldan las quejas dirigidas a Hernández Maeso: se posiciona como el segundo jugador de las grandes Ligas con mayor cantidad de faltas recibidas
La semana pasada, durante el partido del Real Madrid contra el Almería, Jude Bellingham expresó su frustración hacia el árbitro Hernández Maeso, quejándose de la falta de faltas señaladas a su favor con un explícito «Todas las semanas la misma mierda». Con el equipo blanco 0-2 abajo, el inglés recibió solo cuatro faltas de los jugadores del Almería, una cantidad que consideró insuficiente, incluso cuando el árbitro estuvo de acuerdo con una de sus protestas. «Oh Dios mío… genial», fue la irónica respuesta de Bellingham.
Los datos respaldan la percepción de Bellingham, ya que actualmente es el segundo jugador de las cinco grandes Ligas europeas que más faltas ha recibido, un total de 72, solo superado por las 75 de Mattia Zaccagni de la Lazio. Este hecho ha generado malestar en el Real Madrid, ya que consideran que no se le está brindando la debida protección a un jugador que aporta mucho al nivel de la Liga, especialmente en una época en la que se necesitan grandes referentes futbolísticos.
En los partidos de la Liga, Bellingham también es el segundo jugador más castigado por los rivales, con 56 faltas recibidas, apenas cuatro menos que Hugo Duro del Valencia. Esto incluye situaciones como la falta no señalada cerca del área del Atlético de Madrid en un partido en el Metropolitano, que dio lugar al primer gol del equipo rojiblanco.
Como resultado de sus constantes protestas, Bellingham se perderá el próximo partido contra Las Palmas debido a una suspensión, habiendo acumulado cinco tarjetas amarillas en la Liga, la mayoría de ellas por protestar tras entradas no sancionadas por el árbitro. En la Champions League, ya ha recibido dos tarjetas amarillas, lo que lo deja a una de la suspensión. Además, ha visto tarjetas tanto en la Copa del Rey como en la Supercopa, sumando un total de nueve amarillas en 26 partidos jugados, una estadística sorprendente para un jugador más propenso a recibir faltas que a cometerlas.
